Por Rodolfo Díaz Wright

En medio de las preocupaciones causadas por los efectos de los aguaceros atravesados de todos los noviembres, pasó casi inadvertida la nueva crisis en el gabinete distrital, cuando, sin muchas explicaciones, se conoció a través de las redes, que el Secretario de Hacienda había renunciado o no continuaba más al frente de este despacho.

Debió extrañarnos esta situación, toda vez que este funcionario había sido seleccionado dentro del cacareado y exhaustivo proceso meritocrático, de comienzos de gobierno y, es un hecho reconocido por toda la comunidad académica, que se trata de un individuo cabal, y con grandes méritos o pergaminos, como dice nuestro amigo. Economista con maestría, doctorado y una larga hoja de vida y trayectoria, educando a los profesionales del futuro de nuestra ciudad. No se entiende entonces la súbita salida del funcionario, a no ser que se trate de otra de las, cada vez más normales trastadas, que ocurren por estos días en el Palacio de La Aduana.

Casi sin querer queriendo nos enteramos, que todo inició con la venida del presidente de La República, quien, ante los gritos de socorro de la ciudadanía y, la poca o nula gestión del distrito frente al recurrente fenómeno tropical, se presentó ante las puertas de la ciudad con su equipo y asumió el control y las gestiones pertinentes. Todo marchaba a pedir de boca, hasta cuando uno de los encopetados andinos pidió que le mostraran la ejecución presupuestal del año. Ahí fue Troya.

Cuando todos esperaban ver una altísima inversión, teniendo en cuenta que los 1.2 billones que antes se robaban, este año estaban en buenas manos, resultó que no había tales inversiones y muy al contrario, estas eran tan bajas estando ya en el mes 11 del año, que no pasaban del 70%. Una rápida mirada a los cuadros correspondientes, dejó ver que había dependencias con realizaciones cercanas al 0%, mientras que las demás solo acumulaban gastos de funcionamiento, representados en contratación de personal por órdenes de prestación de servicios.

Parece que ante los cuestionamientos de los cachacales, el alcalde se desmontó por las orejas, entró en cólera como es normal en él, y se desquitó con el secretario de hacienda, cuya continuidad en el cargo quedó inmediatamente en entredicho. Nadie comprende como se le piden cuentas de inversiones a un funcionario cuya responsabilidad no es precisamente la de realizar las inversiones. Tampoco se comprende como se responsabiliza a otros funcionarios, cuando es bien sabido que, desde el mismo comienzo, el alcalde les retiró las autorizaciones de gastos e inversiones a casi todas las dependencias y las concentró en una sola.

Ahora quizá comiencen a comprender algunas personas porque la ciudad presenta tal estado de postración, por falta de las inversiones mínimas necesarias para resolver problemas urgentes. Ahora quizá comprendan por qué los efectos del fuerte invierno, se vieron agravados, al no haberse realizado la limpieza anual de imbornales, alcantarillas y canales. Ahora quizá comprenderán por qué varios funcionarios de carrera, con gran experiencia, abandonaron rápidamente el barco, al comprobar que su gestión era improductiva, si no se hacían las inversiones urgentes que requería la ciudad.

Una ciudad no se gobierna con malas crianzas ni con disputas virtuales en redes, y mucho menos con concursos de simpatía, donde el ganador será el que logre mas likes. Una ciudad no se gobierna con gritos e insultos. Muy al contrario, se gobierna propiciando un clima laboral productivo, donde los funcionarios encuentren realizaciones personales y profesionales, buenos planes, buenos programas y proyectos y con un preciso control de las variables clave, donde inversiones, gastos, indicadores, calidad y excelencia, son el vocabulario del día a día.

Es lamentable que poco a poco, y por diversas razones, el otrora gabinete de lujo esté prácticamente a punto de desaparecer. Unos cuestionados, otros cansados del maltrato y los demás desilusionados. Lo cierto es que, ya son más de 10 los que han partido y que  se han  reemplazado silenciosamente o por personajes venidos de otras regiones a quienes si acaso se les conoce el patrocinador.

Es igualmente lamentable que en estos momentos ya estén llegando personajes de la capital de La República, comisionados directamente por la presidencia a encargarse de tratar de emparapetar la cosa. Como dicen por ahí: esto si es el apaga y vamos.

Esto es lo que hace tan obligatorio el iniciar a la mayor brevedad, las acciones necesarias para un cambio de fondo. Como dicen que decía el maestro Einstein: Si siempre haces lo mismo, lo más seguro es que nunca obtengas nada nuevo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *