Por Claudia Tinoco Padaui

El Covid-19, ha arrojado a la política del futuro cuatro grandes tendencias que significan un cambio de rumbo en la democracia.

El impacto de la pandemia actual ha transformando nuestras vidas, y aún no existe claridad sobre cómo seremos en un mundo posterior al Covid-19. Lo único cierto es que ya nada será como hasta ahora.

En el cortísimo plazo, pareciera que los populistas, por su actitud de esconder el problema, perderán terreno y las instituciones democráticas saldrán fortalecidas. En el mediano plazo, hay señales para imaginar que el efecto será al revés, pues la pandemia reforzará aquello que provocó el surgimiento de líderes populistas. El Covid-19 podría acentuar la tendencia a la polarización y al mayor decisionismo en los liderazgos,pero este, a pesar de ser un análisis para tener en cuenta, no es el tema central de este articulo de opinión.

Hace unos días, coincidí en un taller con una colega a quien además admiro mucho desde hace algunos años y conversábamos sobre unos elementos y variables que serán importantes y determinantes para los futuros congresistas e incluso alcaldes, gobernadores, concejales y ediles. 

La desigualdad social, que se ha profundizado en nuestro país, a raiz de la pandemia de covid-19, ha hecho que sean los gobernantes, actuales y futuros, quienes tengan la gran capacidad para incidir en esta tendencia a través de la empatía. Aunque deberán asumir mayores responsabilidades durante el planteamiento de sus propuestas y el desarrollo de estas, en sus periodos de mandato, ellos y solo ellos podrán desafiar y reversar esta tendencia.

Las mujeres, las cuales, según estudios han sido una de las poblaciones mas afectadas por el covid-19, también serán un gran desafío para los futuros candidatos a las próximas elecciones. Si, seremos nosotras quienes de una u otra forma tendremos gran incidencia en los resultados electorales. Por tanto, tendrán los aspirantes que trabajar con y en pro del genero femenino.

Ante la actual situación, las personas tienen más tiempo para dedicarle a las redes sociales y por ende, la difusión de mensajes es mayor en un segmento de edad que ha sido educado tecnológicamente. De esta manera, se está transformando una amenaza en múltiples oportunidades de mercadeo y, lo que sí es indudable, es que esto ha cambiado la forma de pensar y de hacer las cosas, en todo y para todo. No solo marcas sino también asociaciones o movimientos sociales, que han surgido de este nuevo panorama y que aportan valor a las personas que más lo necesitan. Entonces, otro reto que tendrán nuestros próximos dirigentes será el de las redes sociales y la comunicación.

Y por ultimo y no menos importante en este contexto: la juventud, la cual se enfrenta a un futuro incierto, especialmente aquellas y aquellos que viven en situaciones particulares de vulneración de derechos. Enfrentan a diario: estigmatización, falta de acceso a derechos básicos, violencia, abandono y abuso, pobreza, invisibilidad y discriminación, y se suman las nuevas generadas por la pandemia y la profundización de la desigualdad estructural en que se encuentran.  Es por eso que incorporar a la juventud en el diseño de las soluciones es fundamental para dar respuestas políticas efectivas ante los nuevos desafíos.

Son entonces los jóvenes, quienes tendrán mayor poder decisivo en las parlamentarias, presidenciales y regionales. La juventud está a la vanguardia de iniciativas de emprendimiento innovador, en la propuesta de nuevas formas de construir y garantizar la democracia y la participación política, y en la construcción de sociedades incluyentes, participativas y solidarias.

Por:

Claudia Tinoco Padaui

Politóloga y Magister en gobierno y políticas públicas.

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