Si algo debe tener claro la primera dama del distrito, Cynthia Pérez Amador, es que hoy hace parte de los malandrines y malandrinas contra los que tanto guerrea William Dau Chamat. A eso le debemos sumar que es ella, y no él, quien debe salir al frente a dar la cara y presentarle las consabidas excusas y explicaciones a la ciudad de Cartagena por todo este turbio panorama que se ha creado en medio de su contratación.
Cuando una persona como Cynthia se ufana de tener un contrato de alta confianza al lado de quien lanza un discurso anticorrupción, ella no debe tener una mácula o lunar que generen este tipo de comentarios que tanto daño hacen a una administración. Ha sido ella con un trabajo de hormiga quien llevó, en su momento, a William Dau a ostentar el título de alcalde; pero ha sido ella también, con sus actos de corrupción quien ha enlodado en este momento al mandatario distrital y ha salpicado este gobierno que poco o nada han hecho por sacar adelante a esta ciudad.
Y estos hechos de corrupción, llámense falsificación de firmas; experiencias de trabajo que no existen y un salario que, en realidad hoy no responde a la preparación académica, han despertado nuevamente la desconfianza en una administración y un alcalde que cada vez más se hunde en su propio discurso. No se puede caer más bajo intentando justificar que lo de Cynthia no es corrupción y que se le resta importancia porque es la única que le genera confianza al alcalde.
El discurso anticorrupción no puede ser para quienes son considerados enemigos del alcalde y, para quienes no los son, pasan desapercibidos o, en el mejor de los casos, se tildan de primiparadas como para buscar justificarlo. Esto es corrupción aquí y en cualquier parte del mundo y es el alcalde quien tendrá que responder porque, no solo ha tenido una malandrina en su administración, sino varias y ha querido pasar de agache.
Al alcalde le decimos que esto no se resuelve retando a los entes de control y diciéndoles que a unos se investiga y a otros no. O en el peor de las casos, tratando de buscar ‘cortinas de humo’ con la que se intenta olvidar rápidamente lo que ha pasado. Señores, es ahora mismo un imperativo que la señora Cynthia hable a través de las redes, esas mismas que usa Dau para buscar el respaldo social, y que ella le presente las excusas al pueblo cartagenero por malandrina, por corrupta.
Y lo mejor que puede hacer es que se vaya con su cabeza en alto y mostrando un poco de dignidad y orgullo propio. Señora Cynthia, este no es el momento para despertar lástima ni querer encubrir los actos con falsos señalamientos de exclusión. Usted sabe lo que hizo y se ha sometido al escarnio público. Asuma con entereza y si algo aprecia a su jefe salga y de la cara. De lo contrario, y de seguir usted en esta administración, será la muestra fehaciente que Dau resultó ser igual o peor de malandrín.