La muerte de Jorge Oñate, El Jilguero de América, se confirmó en las primeras horas del domingo luego de que superara en Valledupar el Covid19 pero no las secuelas que le dejó esta penosa enfermedad. Afecciones como una pancreatitis terminaron por llevarlo a la tumba.
El 18 de enero de este año fue remitido al Instituto Cardiovascular de Cesar para tratarse una afección respiratoria, lo que a la postre, fue confirmado como Coronavirus y comenzó una crítica situación para el cantante que se extendió por más de un mes en la Unidad de Cuidados Intensivos y la recomendación por parte del cuerpo médico para que no fuera trasladado a otro centro asistencial teniendo en cuenta su crítico estado.
Intubado y con la supervisión constante logró salir avante de la situación pero el Covid19 dejaría secuelas como la pancreatitis por lo que fue trasladado por su familia al Hospital Pablo Tobón Uribe, el 23 de febrero. Los diarios daban cuenta de que una intervención quirúrgica sería crucial para el maestro a fin de drenar unos líquidos que estarían afectando su estado de salud. E incluso se anunció por las redes sociales la necesidad de sangre para el cantante luego de la operación y la situación se iría complicando.
Pese a los esfuerzos adelantados por el cuerpo médico del centro asistencial en Medellín, el artista falleció la medianoche del sábado. Fue el propio hijo del maestro, Jorge Antonio Oñate, quien confirmó el deceso del artista en su cuenta de Instagram. “Sin palabras. Gracias papá. Gracias Dios”, publicó en la red social.
Al artista, que además lo conocían como ‘El ruiseñor del Cesar’, le otorgaron el Grammy Latino a la excelencia en 2010 por su trayectoria de más de 50 años en los escenarios, donde tuvo destacados éxitos como Paisaje de sol, Volví a llorar y su siempre reconocida e inmortal Nunca comprendí tu amor, recordaron en El Heraldo.