Por Alvaro Anaya Díaz
Tres años después de su posesión como Alcalde de Cartagena, William Dau Chamat, ratifica que no encontró la hoja de ruta para para sacar la ciudad de la profunda crisis a la que la llevó. En estos primeros 16 días del año 2023, y en medio del caos general por la total ausencia de autoridad, el mandatario se dedicó a hacer lo que sabe: lanzar cortinas de humo para distraer la atención de los pocos cartageneros que aún ponen en duda su incompetencia para gobernar y esperan obras en este último año de su fracasada administración.
Dau Chamat fue inferior a la responsabilidad que le entregó un puñado de ciudadanos en 2019. Y no hubo necesidad de esperar mucho tiempo para comprobar que, en efecto, se había dado «un salto al vacío» y Cartagena se exponía a un retroceso en su desarrollo social y de infraestructura. Hoy, hasta los turistas, que sólo llegan por días y recorren un sector de la ciudad, entendieron la situación y –como nunca antes– expresaron sus críticas y cuestionamientos a través de las redes sociales y los medios de comunicación.
En tres años, Dau Chamat enterró Cartagena, aunque él y sus funcionarios sigan convencidos que la «salvaron». ¿De qué? ¿De quién?, son las preguntas obligadas, en medio de la situación adversa que enfrenta la ciudad desde el año 2020. Y lo advertimos con la elección del abogado y supuesto «activista anticorruptivo», calificativo con el que aún se presenta, por encima de su condición de alcalde de la capital de Bolívar. En el programa de opinión Después de las Noticias, de Emisora Fuentes, y Facebook asumimos una posición crítica ante las contínuas salidas en falso del Alcalde Distrital.
Por conocerlo con anterioridad sabíamos que no tenía la capacidad para el cargo. Y sus primeras decisiones fueron nefastas. Como las que sigue tomando hoy, sin ningún beneficio para la ciudad. Durante estos tres años nada ha cambiado en mi posición periodística. El programa que presento hoy fue emitido el 16 de enero de 2020. Refleja la realidad de una administración nefasta para Cartagena, con un alcalde mediocre y funcionarios ineptos para trabajar por la ciudad. Después de tres años, nada cambiará.

