El fenómeno de los cobros abusivos a turistas en Cartagena es un desafío que va más allá de lo económico; pone en juego la imagen de la ciudad y su sostenibilidad como destino turístico de clase mundial. Aunque estos casos han sido ampliamente documentados, la falta de sanciones efectivas y la débil regulación perpetúan un ciclo de impunidad que afecta tanto a visitantes como a la economía local.

Para abordar este problema de manera constructiva, es fundamental identificar las causas estructurales, normativas y culturales que lo sostienen, y proponer soluciones viables.

Hacia un turismo justo y regulado

  1. Fortalecer el marco legal:
    Cartagena necesita una legislación más robusta en materia de protección al consumidor turístico, alineada con modelos internacionales. Las siguientes acciones pueden ser clave:
    • Incrementar las sanciones económicas: Multas significativas pueden disuadir las prácticas abusivas, asegurando que las ganancias ilícitas no sean mayores que los costos legales.
    • Cierre temporal de establecimientos infractores: Esta medida, utilizada en otros países, no solo penaliza sino que envía un mensaje claro a quienes cometen abusos.
    • Implementar sistemas de evaluación y certificación: Crear sellos de calidad turística que premien a los comercios éticos y transparentes.
  2. Capacitación y sensibilización:
    Una solución sostenible implica educar a los comerciantes y prestadores de servicios sobre los beneficios de un turismo ético. Programas de formación, en conjunto con cámaras de comercio y organizaciones turísticas, pueden generar conciencia sobre la importancia del buen trato al visitante para el crecimiento económico de la región.
  3. Reforzar la presencia institucional:
    Ampliar y consolidar iniciativas como Plan Titán 24 es crucial. Esto implica:
    • Mayor frecuencia de operativos de control en zonas turísticas clave.
    • Facilitar canales de denuncia inmediatos y efectivos, como líneas directas o aplicaciones móviles.
    • Garantizar el acompañamiento constante de la Policía de Turismo para prevenir abusos en tiempo real.
  4. Participación ciudadana y transparencia:
    La comunidad local también juega un rol vital en el cambio cultural. Incentivar la denuncia ciudadana y premiar las buenas prácticas mediante reconocimientos públicos puede ayudar a transformar la percepción de los servicios turísticos.

Un cambio cultural necesario

La mentalidad de «Marica el último», aunque parte del imaginario popular, debe ser resignificada en el contexto turístico. Pasar de una lógica de competencia desleal a una de cooperación y ética económica requiere un esfuerzo colectivo, donde comerciantes, autoridades y ciudadanos trabajen juntos para preservar la reputación de Cartagena.

Proyección hacia el futuro

Estas medidas, implementadas con compromiso, no solo garantizarán una experiencia más justa para los turistas, sino que contribuirán a la construcción de un sistema turístico más fuerte y sostenible. Cartagena tiene el potencial de ser un ejemplo de transformación turística para Colombia y el mundo, siempre que se prioricen la justicia, la ética y el respeto por quienes visitan este tesoro caribeño.

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