Todo parece indicar que aquella denuncia de concejales inmersos en trata de personas o redes de prostitución pasó de agache y dejó de ser algo importante y trascendente para la ciudad. Fue utilizado como herramienta de presión, en su momento por una administración distrital, que buscaba evitar a toda costa que le aplicaran la moción de censura a una funcionaria que poco o nada le ha aportado a la ciudad.

En el ambiente hay una estela de podredumbre, algo que huele igual a muchas de las calles del Centro Histórico en las que permanecen las aguas estancadas por mucho tiempo y en el fondo son recorridas por las ratas de alcantarilla y las peores plagas. Lo cierto es que hoy, en medio de un año político y de reelecciones para algunos concejales, la administración guarda silencio en torno a una situación que debe generar un escándalo de incontenibles proporciones.

La ciudad duerme con el enemigo en la misma cama. Son algunos concejales los que le están haciendo daño a la ciudad y no se conocen los nombres de ninguno de ellos. Las investigaciones en la Fiscalía, en la mayoría de las veces, se mantienen paquidérmicas en los escritorios sin que se conozcan los resultados de las mismas.

Es una obligación para Dau convocar a los medios o en uno de sus Envivos anunciar los nombres de estos cabildantes para evitar que sean reelegidos y, si esto no ocurre, se comprueba una vez más que estamos ante una administración cómplice de unos delitos que están acabando con la ciudad y que permite evidenciar que el mandatario distrital está de espalda a Cartagena.

Terminarán los cuatro años de este alcalde con más pena que con gloria. Los secretos se los llevará el alcalde muy seguramente para los Estados Unidos o para donde quiera que se vaya. Y será la ciudad la que siga padeciendo y sufriendo este tortuoso camino de ver a algunos concejales que se convierten en los gestores de las peores pesadillas que padece la ciudad.

La reelección está a la vuelta de la esquina y mientras no se conozcan los nombres todos son responsables de estos hechos. En las manos de los cartageneros está el reelegir a estas personas o sencillamente renovar y dejar atrás esta horrible noche en la que se ha convertido tanto la administración como el Concejo Distrital.

Exigimos conocer los nombres y que de una vez por todas se conozca cuál o cuáles son los concejales inmersos en estos escándalos. ¿Hay algún temor de que se conozcan doctora Ana María Gonzalez? Y extiendo el interrogante la senadora Angélica Lozano quien a nivel nacional armó la bulla pero nunca se llegó al fondo de esta grave denuncia. ‘Mucha bulla y pocas nueces’ dicen. Los cartageneros quieren escuchar y le exigen a ustedes los nombres de esos cabildantes. Es su deber moral.

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