Está claro que las palabras y los elogios se deben medir de quien vengan. El Gobierno Nacional siempre se mantuvo distante de la administración distrital e intentaban hacerle ‘el fo’; sin embargo, la constancia, la disciplina, la entrega y el deseo por sacar adelante la ciudad de la postración y el abandono en el que la dejaron de tiempo atrás pudo más que el bembeo que venía desde la fría capital.

Hoy, 21 meses después los resultados salen a flote y son reconocidos. En palabras del ministro del Interior, Armando Benedetti, Dumek Turbay es el mejor alcalde del país por el tezón y la creatividad que ha tenido para recuperar a Cartagena como la joya del Caribe y porque además ha trabajado para que se proyecte de la mejor forma en favor del turismo que llega mes tras mes a nuestra ciudad Heroica.

Escuchar esas palabras de la mano derecha del presidente Petro debe ser un estímulo para el mandatario distrital. Un impulso que le permita entender que desde Bogotá están viendo un panorama despejado para el futuro de la ciudad. Significa esto que el trabajo en equipo que se ha adelantado es valioso e importante para Cartagena.

La ciudad ha crecido y se ha proyectado de la mejor manera. Una ciudad que en este tiempo ha reducido su tasa de desempleo en cuatro puntos y hoy está por el orden de los 9,4 % quiere decir que se ha dedicado a hacer la tarea y está recuperando el norte y como lo ha dicho el alcalde, lo mejor aún está por venir.

Más de uno estará ardido tras escuchar las palabras del ministro. Pero tuvo que venir el mismísimo Benedetti a decirles que se está ante el mejor alcalde del país y esto conlleva a pensar sobre la nueva percepción que tiene el Gobierno Nacional en relación al trabajo que se adelanta en la ciudad.

A estas acciones hay que sumarle las de un Gobernador que como Yamil Arana está sintonizado con el alcalde Dumek Turbay y le ha permitido además ser el mejor mandatario departamental del país. Arana se ha fajado a trabajar fuertemente por Bolívar y proyectarse también en la capital con inversión y apoyo para que Cartagena recupere su esplendor.

Y no se trata de zalamería. Hoy se tiene que reconocer que ambos administradores se han puesto la diez y que ninguno de los dos han sido inferiores a los retos impuestos. Antes por el contrario, parece que estuvieran en una sana competencia en la que el objetivo es demostrar un trabajo que propenda por el desarrollo y el bienestar de las comunidades.

No resta sino agradecer al ministro el respaldo que, esperamos, en el futuro sea traducido en mucho más que palabras de aliento. El entusiasmo y la disciplina hoy dan como resultado el consenso de una ciudadanía que respalda el trabajo de la administración. Hoy, hay buenas relaciones con alcaldes y gobernadores que le permitirán a la ciudad seguir brillando con luz propia y dejando la huella indeleble de las ciudades que mejor se han recuperado en el Caribe.

La consigna no puede ser otra: A Cartagena hay que consentirla y solo saldrá adelante con el concurso de todos.

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