Por Josefina González Alcalá

Soy la voz de una mujer ofendida que hoy quiere ser escuchada. Deseo llegar al corazón de ese señor que dice ser el alcalde de Cartagena y manifestarle, si es que lo tiene, que a una de mujer le duele cuando a su hijo le faltan al respeto de esa manera y pretenden humillarlo en público y deshonrarlo como si se tratara de un delincuente.

Me abogo ese título porque no soporto el oprobio y el insulto que acostumbra este mequetrefe que fue elegido como alcalde. Un mequetrefe que cree tener el derecho de insultar a todo aquel que le de la gana y que quien no esté de acuerdo con su locura, con su forma desdibujada y malqueriente de gobernar, lo tilda de corrupto y malandrín. Pero además de eso, entregado y arrodillado a familias como los Araújo y los Char.

Pues sepa señor alcalde que las madres cartageneras parimos hijos para que se sientan orgullosos de quienes hoy son sus padres. Para que llenos de principios y valores cumplan su sagrado deber de luchar por una ciudad y tratar de servir como ejemplo para las futuras generaciones. Pero además para mantener ante todo el buen trato y las buenas normas, contrario a lo que ha venido sucediendo con usted.

Como mujer y como madre estoy muy ofendida, sobre todo porque las madres de esta ciudad muchas veces hemos visto como nuestros hijos pierden oportunidades, por este tipo de badulaques que acuden al insulto y a la deslegitimación para hacerse ver como los SALVADORES DE CARTAGENA.

Este no es un gobierno, más bien un desgobierno, comandado por su mente que patina entre lo único correcto, que cree es usted, y los demás que son una partida de malandrines. Pareciera estar viendo una obra de teatro donde su actor principal, es un orate, una mezcla entre el jorobado de Notre Dame y Frankenstein, pero con el infortunio que este que fue elegido alcalde, es aún peor.

Parir hijos de manera honesta y decidida señor alcalde, no es tarea fácil en este país. Usted salió de este país y abandonó a sus hijos, por unas presuntas amenazas que nunca existieron, y que solo estaban en su mente para satisfacer su ego pendenciero, vulgar y arrogante. Usted no le mentó la madre a un joven trabajador de la ciudad de Cartagena. Usted ofendió a todas las madres de esta ciudad, que como la de Javier, que ni siquiera conozco, educaron a sus hijos con la mayor decisión en este mundo conflictivo que lo que menos necesita es gobernantes henchidos de arrogancia, de mentiras y de la mayor perversidad.

Le cuento que tuve el infortunio de votar por usted, y que ahora más que nunca estoy arrepentida de haber arrojado mi voto en un charco de estiércol y heces de la más extrema putrefacción. Alcalde le aseguro que usted terminará destituido o preso, porque de lo mismo que siembras, eso recoges, y usted está sembrando odios y tempestades, por lo cual no le auguro un feliz término a su mandato.

Soy una madre ofendida y decidida a participar de la llamada revocatoria, la cual he conocido por los medios de comunicación, y haré todo lo posible porque usted no siga gobernando esta ciudad incitando odios y rencillas, mentiras y engaños. Y no me venga a decir, o su comité de aplausos diga que “Me falta OPs”, sería la ridiculez mas grande, ya que soy una feliz pensionada, y solo me interesa que ningún mequetrefe como usted siga ofendiendo a las madres de esta ciudad, y la verdad, por el bien de nosotras, tenemos que librarnos de personajes como usted que tanto daño nos hacen. Les planteo finalmente esta inquietud a quienes son madres y laboran en la alcaldía: ¿les gustaría que a sus hijos se los maltrataran y ofendieran como hizo Dau con el concejal Javier Julio?

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