Por Rodolfo Díaz Wright
Rayos y centellas cayeron sobre la ciudad de Cartagena, en la semana que termina y no precisamente debido a los coletazos de las tormentas, que todos los años por estos tiempos nos visitan y que de paso desnudan la ineficacia de nuestros sistemas de drenajes, de nuestros servicios públicos y de nuestra incapacidad histórica para acometer los proyectos de “raca mandaca” que necesita la ciudad.
Estamos tan acostumbrados a que nunca se haga nada y al aplazamiento eterno, que ahora no solamente nos quedamos felices viendo como la inundación acaba con todo, sino que, además, nos volvimos expertos en justificar lo injustificable y en encontrarle razones al abandono, la inoperancia y la desidia, y sentados y sonrientes, vemos como el comején de la ruina acaba con lo poquito que queda, mientras los vecinos inauguran resplandecientes y colosales obras para el desarrollo. Como dice Robin Sharma: “no podemos seguir siendo audaces en las intenciones e insignificantes en las acciones”
Pero bueno, los rayos y centellas cayeron fue cuando alguien propuso hacer algo diferente. Cuando alguien dijo: ya está bueno, porque no utilizamos las herramientas que nos da la democracia, la constitución y la ley, para cuando encontramos que nos equivocamos y elegimos a la persona inadecuada y de la que no podemos esperar nada diferente, a una falta estructural de competencias, una gran vocación para el caos administrativo y un talento innato, para sembrar el odio, generar división y profundizar los resentimientos.
Tengo que admitir que me sorprendió mucho, la cantidad de conciudadanos que de inmediato se pronunciaron seria y honestamente, sobre la urgencia de acoger las alternativas que nos brinda la ley, para iniciar un cambio efectivo y definitivo. Líderes de todos los sectores de la ciudad, se apresuraron a ponerse a disposición de la propuesta y rápidamente los WhatsApp, las páginas, las redes, los columnistas y los medios locales y nacionales convirtieron una sencilla propuesta de un portal de provincia, en noticia de todo el país.
Obviamente, no podían faltar los rayos y centellas de los defensores del statu quo, de la continuidad, del deje así, del no se meta en lo que no le importa, o peor aun, defensores de la ineficacia, de la mediocridad y de lo indebido. Las gavillas de las bodegas arrancaron con lo mejor de su repertorio florido, en el que la columna vertebral la integran tres conceptos sospechosos y equívocos: Todos somos malandrines, todos estamos viudos de poder y todos estamos contra el gobierno, porque no nos han dado una OPS. Generalizaciones infundadas y pueriles, que solo muestran a las claras, el terror que les produce la sola posibilidad de quedarse sin poder y sin OPS.
Escuchamos también opiniones bien estructuradas, puntos de vista filosóficos y sesudos, que ayudan a aclarar el panorama y le dan un buen aporte conceptual al debate. Por último y, lógicamente no podían faltar, aparecieron los oportunistas de todos los pelambres, cubriendo con flores el borde del abismo, para que sigamos caminando tranquilamente y nos despeñemos una y otra vez, en el precipicio de sus mentiras. Camaleones con un color para cada ocasión, pontifican sobre lo divino y lo humano y pretenden, ingenuamente, que no tenemos memoria y que sus manipulaciones los volverán a colocar en la línea de partida, donde realizarán lo que mejor saben hacer: pescar en rio revuelto. Fungen de tibios y conciliadores y duermen con un ojo, mientras con el otro buscan a quien ofrecerle sus amores a la espera del anhelado guiño.
Parafraseando al expresidente Obama, el actual alcalde nunca ha mostrado un verdadero interés por asumir su cargo con seriedad, su compromiso histórico con la ciudadanía, con las instituciones, con la democracia y con las responsabilidades puestas a su cuidado. Nunca ha usado el inmenso poder que le conferimos para trabajar por la ciudad, simplemente porque no puede. Para el su cargo no es más que un reality show, donde mostrar su personalidad histriónica. Es por esto y nada más, que proponemos la reflexión profunda y la necesidad urgente del cambio.
No hay que olvidar que la crisálida que se resiste a cambiar, nunca sabrá lo bueno que es volar.
P.D. Preocupante la situación que atraviesa la ciudad, a consecuencia de inundaciones producidas por una combinación de fenómenos naturales y humanos. La solidaridad y ayuda a los damnificados debe ser la máxima prioridad en este momento.
PERO NUNCA TE ESCUCHE CRITICAR LAS ADMINISTRACIONES ANTERIORES POR LOS MISMOS MOTIVOS QUE AHORA. QUE CURIOSidad. A QUIEN PONDRÍAS EN RENPLAZO: A DUMEK A GARCIA A QUINTO CUAL DE ESOS TUS AMIGOS. O A TI. A VER SI HACES ALGO POR CARTAGENA FINNALMENTE.