El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) acaba de actualizar sus proyecciones demográficas municipales, incorporando los efectos de la migración interna y externa. Los nuevos datos, presentados por el secretario de Planeación Distrital, Camilo Rey, muestran un panorama que marcará las decisiones de política pública y planeación urbana para la ciudad en las próximas décadas.

Punto máximo de población en 2025

De acuerdo con las proyecciones, Cartagena alcanzará en 2025 su cifra máxima de habitantes y, a partir de 2026, comenzará un proceso de decrecimiento poblacional. En 2033, la ciudad volverá a tener menos de un millón de habitantes, algo que no ocurría desde hace más de una década.
La nueva estimación indica que en 2025 la población será de 1.011.520 personas, lejos de los 1.065.881 que se proyectaban hace algunos años.

Tasa de decrecimiento moderada

El promedio anual de crecimiento poblacional para los próximos 15 años será de -0,21%, una tendencia que no es exclusiva de Cartagena. Las cinco principales capitales del país presentan escenarios similares, siendo Barranquilla y Cali las de mayor reducción. Cartagena, en contraste, experimentará el decrecimiento más lento del grupo.

Impacto en la niñez y el sistema educativo

Uno de los cambios más relevantes es la disminución sostenida del número de niños y niñas en edad escolar. Esto implicará una reducción progresiva en la matrícula educativa, obligando a revisar los cálculos de cobertura y la planeación de cupos en educación básica, media y superior.

Proyecciones a 2042: una ciudad más envejecida

Las proyecciones del DANE para 2042 muestran que Cartagena tendrá prácticamente el mismo número de habitantes que en 2018, pero con una estructura poblacional muy distinta:

  • Menores de 15 años: de 254 mil en 2018 a 161 mil en 2042.
  • Entre 15 y 29 años: de 253 mil a 209 mil.
  • Entre 30 y 64 años: de 387 mil a 452 mil.
  • Mayores de 64 años: de 77 mil a 151 mil.

Estos cambios anticipan una menor demanda en educación, pero una mayor necesidad de empleos para adultos y un incremento en la demanda de servicios para personas mayores, incluyendo salud, infraestructura urbana accesible y políticas de cuidado.

Implicaciones para la planeación

El secretario Camilo Rey subrayó que estos ajustes demográficos también afectan las proyecciones en hogares y vivienda, lo que obligará a replantear metas y políticas públicas. La ciudad deberá adaptarse a una población más envejecida, con retos en movilidad, salud y empleo, al tiempo que aprovecha la oportunidad de planificar un crecimiento urbano más sostenible.

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