Por Luis Adolfo Payares
Cartagena posee una magia indescriptible y talentos únicos que brillan, a pesar del ruido y la deslegitimación imperante en nuestra ciudad fantástica. Entre esos grandes talentos se encuentra Boris García, un músico cuya pasión por la bohemia y la música nació gracias a su padre, el periodista Eduardo García, y a su querida madre la gestora cultural Mildred Figueroa. Con la guitarra al hombro, Boris inició su búsqueda musical incursionando primero en el vallenato, formando parte de una agrupación llamada Vallenet.
A Boris lo conocí por esa admiración a mi padre, e incluso el día que escuché en su obra la voz de mi viejo, el sentimiento afloró y unas lágrimas rebotaron presurosas de mis lagrimales.
En su incansable búsqueda de una identidad musical propia, Boris logró reunir a un grupo de músicos de nuestra tierra, algunos olvidados, como Hugo Alandete, para dar vida a lo que llamó “El Sonido Cartagenero”. Este sonido es una mezcla única de ritmos que celebran nuestra esencia: sabe a alegría de coco y anís, a béisbol y boxeo. Es esa mezcla vibrante de deporte y música que marcó los años ochenta, cuando Boris absorbía cada nota, cada cadencia, como una esponja, y las transformaba en algo singular y magistral: SABROSURA.
Boris es un músico que nunca deja de innovar, siempre buscando algo novedoso que no solo cautive a sus coterráneos sino también a audiencias internacionales. Su arte envuelve con magia: desde los sonidos que crea hasta las puestas en escena que deslumbran por su cuidado en los detalles, desde la música hasta el vestuario. Cada presentación de SABROSURA es una obra de gran factura, un espectáculo que llena escenarios y deleita tanto a locales como a extranjeros.
Sin embargo, Boris también encarna el desafío de ser un artista fiel a su tierra, una tierra que muchas veces olvida reconocer a sus propios talentos. En lugar de valorar, señala y estigmatiza. Pero Boris persiste, y soñamos con el día en que su obra trascienda hacia escenarios como el Teatro de la Ópera de París o el Madison Square Garden. Lugares que, sin duda, serían dignos de recibir la presencia magistral de SABROSURA, un verdadero canto alegórico a lo nuestro.


excelente