Por José Donado
Desde pequeños escuchamos: “Hay que gozar la vida, que la vida es corta”. Muchos lo interpretan como fiesta, baile, y diversión sin límites. No digo que eso esté mal; cada quien es responsable de sus decisiones. Sin embargo, con el tiempo he aprendido que hay aspectos más esenciales que requieren nuestra atención, tiempo y energía para vivir mejor.
A menudo sentimos que otros gestionan nuestras agendas. Estamos inmersos en proyectos y actividades que, al final del día, no son importantes y nos alejan de lo verdaderamente esencial.
Recientemente comencé a leer Esencialismo de Greg McKeown, quien reflexiona sobre la importancia de evitar la dispersión de nuestra energía. En lugar de decir “sí” a todo, sugiere enfocarnos en lo que realmente suma y eliminar distracciones. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Qué queremos y hacia dónde vamos?.
En ocasiones, nuestra energía está tan dispersa que no sabemos qué es lo que realmente nos importa. Por eso, es crucial priorizar, entender lo que nos mueve, nos apasiona y tiene impacto. McKeown invita a reflexionar sobre nuestros valores (amor, generosidad, respeto, honestidad, sinceridad) y a identificar esas actividades que nos apasionan y en las que sentimos que vibramos al 100%.
Una pregunta clave es: ¿Si el dinero no fuera un problema, a qué nos dedicaríamos? ¿Qué nos toca la fibra? ¿Qué nos gusta y para qué somos buenos?
Personalmente, me encanta el fútbol. Estuve en escuelas de fútbol en Cartagena desde niño, me emociono viendo los partidos de la Selección Colombia y admiro a jugadores como Ronaldo Nazario o Radamel Falcao. Sin embargo, con el tiempo me di cuenta de que no tenía las competencias y habilidades para dedicarme al fútbol profesional.
Hoy, me encanta y siento que soy bueno narrando y escribiendo historias de impacto, diseñando estrategias de comunicación en el mundo corporativo, y amo la música. Aunque no me dedico al 100%, saco tiempo para cantar, ya sea en mi habitación, en el baño, en una fiesta de amigos o en algún evento que me contraten.
Cuando combinamos pasión, talento y habilidad, generamos impacto. Esto nos ayuda a tomar decisiones más claras y a enfocarnos en lo que realmente importa. En nuestro dorma (nuestro propósito).
Simplificar
McKeown sugiere simplificar nuestra agenda. Los domingos pueden ser un buen día para dedicar 15 minutos a planificar la semana, priorizando actividades que tendrán mayor impacto. Proponernos dos o tres metas personales y el mismo número de metas profesionales.
Es esencial centrar nuestra energía. Definir un día a la semana para compartir a solas con nuestra pareja, establecer citas semanales, practicar la atención plena y evitar distracciones cuando realicemos actividades esenciales. Es fundamental establecer límites claros tanto en la vida profesional como personal.
Bienestar físico, mental y emocional
Priorizar nuestro bienestar siempre será esencial. Suena a cliché, pero debemos mover nuestro cuerpo, hacer ejercicio, meditar, dormir bien y comer saludablemente; todas estas actividades elevan nuestro nivel de energía.
Evitemos largas horas de trabajo y aprendamos a decir “sí” selectivamente, asegurándonos de que esas actividades estén alineadas con nuestro ‘dorma’ y nos generen emoción.
El esencialismo requiere práctica, establecer rutinas diarias, sin prisas ni desesperación. A largo plazo, se verán los resultados: un 1% cada día.
Para finalizar, te recomiendo escuchar la canción Salud, Dinero y Amor de la Orquesta Novel. ¡Vibra!

