Por Rodolfo Díaz Wright
Ya pasó el año de aprendizaje y de primiparadas, y parece que nuestro pintoresco burgomaestre lo perdió, porque definitivamente fue muy poco lo que aprendió, a menos que consideremos aprendizaje, hacer videos groseros, o mantener la ciudad convertida en una guachafita sin fin.
No aprendió, por ejemplo, que existe un viejo aforismo en derecho que dice: “dame las pruebas y te daré el derecho”, que no es ni más ni menos el que establece que, usted no puede andar por ahí pendejeando y acusando, si no tiene pruebas que lo demuestren. Pierde el tiempo quien acusa sin tener pruebas y, lógicamente, queda como un zapato, cuando es obligado por los jueces a retractarse públicamente, después de haber sido acusado él, de injuriar y calumniar. Nuestro alcalde, no solo incurrió en esta perdedera de tiempo una, sino varias veces, lo que indica a las claras que además y, a pesar de ser abogado, es un pésimo aprendiz.
Tampoco aprendió que, tan importante como buscar agencias cazatalentos para escoger a su gente es, que los seleccionados tengan el perfil y cumplan además los requisitos exigidos por el manual de funciones, a fin de que aporten las competencias e idoneidad que exige el cargo para el cual se designan, cargo que además lleva aparejada una remuneración importante. Las estrambóticas y frustradas contrataciones de una “zarina anticorrupción” y de una “primera dama”, mostraron a las claras que la tan cacareada agencia cazatalentos o no existió o no sabía de que se trataba el encargo.
Lo más extraño es que estas exfuncionarias, al igual que el alcalde, todavía no han caído en cuenta, que ya la campaña acabó y que ahora toca es gobernar y trabajar y se las ve, día y noche, armadas de pancartas y megáfonos, en la triste y decadente labor de dirigir a los 4 gatos, que aun siguen tratando de convencer a la gente de las “calidades y competencias” de un alcalde, que nunca entendió que el presupuesto era para gastarlo y después de un año solo atina a decir que era que estaba aprendiendo.
Y quizá lo peor de todo, es que, a pesar de ser un eminente abogado Rosarino, nunca alcanzó a comprender que solo las sentencias ejecutoriadas, son decisiones finales, adquieren firmeza ejecutiva y hacen tránsito a cosa juzgada. Los autos de trámite, solo son providencias que sirven para darle impulso al proceso y, por supuesto, no tienen ningún carácter definitivo. Así que también se rajó, al cometer el dislate de salir temerariamente a ordenar suspender el pago de peajes y a encender la mecha de la insurrección, el desorden, y la violencia cuando aun no había una decisión final sobre el contrato que el mismo había prorrogado días antes. Ante el bochinche de hoy, ya hay gente que dice que preferiría seguir pagando peajes a vivir esta tragedia diaria.
En lo que si destacó fue en su objetivo de mantener su popularidad, gracias a su talante perrateador, burlesco, histriónico, dicharachero e irrespetuoso. Claro que parece que no se pilló que también son populares los cantantes, los deportistas, los humoristas, y que eso no les basta para que anden por ahí queriendo ser alcaldes. Como decía mi abuelo, cada cosa tiene su gente y la verdad, por muy popular que el hombre sea, de alcalde más bien pocón, pocón. Ser alcalde no es un concurso de popularidad, sino el ejercicio serio y responsable de un deber ciudadano, para el cual se debe estar preparado antes de lanzarse a la aventura de pedir el favor popular para ser elegido. Ser alcalde es un honor y una dignidad que exige unas excepcionales condiciones profesionales, personales y humanas.
Una alcaldía no es como esas bicicletas de niños, que vienen con rueditas a los lados mientras el niño aprende. Los alcaldes tienen que venir aprendidos, preparados y listos para iniciar una gestión productiva y de calidad desde el primer día. Es la propia constitución de todos los colombianos la que le da un año de plazo para cumplir su propuesta programática y nos da el derecho muy respetable a los ciudadanos, de solicitar su revocatoria en caso de incumplimiento. No existe el año de aprendizaje ni las primiparadas.
El próximo martes a las 2 y 30, será la audiencia de revocatoria, en donde no uno sino tres comités, les darán las sobradas razones que existen para proponerle a los cartageneros, que aprovechemos esta oportunidad constitucional y legal para corregir el rumbo: no podemos conformarnos con este desastre que estamos viviendo: Cartagena merece Mucho más.