¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: “Déjame sacar la paja de tu ojo”, cuando tienes la viga en el tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano. Mateo 7: 3 – 5

Las preocupantes declaraciones del Arzobispo Jorge Enrique Jiménez con relación al tema de Cynthia Pérez Amador dejan abierta la posibilidad de que un representante de la Iglesia comience a tomar partido y a señalar, al igual que el alcalde de la ciudad William Dau, quienes son los malandrines y quienes no.

Está claro que una situación es el respeto que merece el sacerdote al ser el Alto Prelado de la iglesia Católica, tanto en la ciudad como en el departamento, y otra muy diferente que no se escude en la institución religiosa para hacer señalamientos y defender a quienes son los protegidos del mandatario distrital, en este caso la Primera Dama.

Y ante este panorama queda abierta la pregunta para Monseñor teniendo en cuenta su interés de servir como mediador o, en el peor de los escenarios, comenzar a mostrarse en el ámbito político. ¿Acaso las faltas de respeto, los linchamientos y señalamientos por parte del alcalde William Dau no merecen también un llamado de atención por parte del representante de la iglesia?

La balanza de la justicia no debe inclinarse para ningún lado y en aras del equilibrio, en estos casos, sería interesante escuchar a Monseñor llamando la atención en ambas direcciones, no solamente en favor de la señora Cynthia pues más de un ciudadano de bien ha tenido que soportar los improperios y faltas de respeto del alcalde Dau sin encontrar respuesta que recrimine sus palabras. Solo los fallos de los jueces que, en la mayoría de los casos, le han demostrado al alcalde que está equivocado y debe retractarse.

Para entendidos y líderes sociales consultados por ESO VA Noticias lo que ha pasado con las declaraciones del Arzobispo dejan mantos de dudas sobre la posición que está asumiendo la iglesia Católica y que no se abran los espacios en Cartagena posiblemente para una versión moderna de Inquisición en la que, en lugar de señalar brujas y hechiceros, comience entonces a determinar quién es malandrín y quién no.

La situación plantea, según líderes y veedores, una compleja realidad donde aún está abierta la investigación disciplinaria y penal para Cynthia Pérez Amador con relación a la falsificación de documentos en su hoja de vida. Actitud y comportamiento por demás reprochable en el que deja mal parada a una administración que daba crédito de ser anticorrupta.

“Esto que ha pasado con la iglesia y su pronunciamiento es peligroso porque coloca de presente la posición misma de la institución y para nadie es un secreto que ella siempre ha estado del lado del poder”, sostuvo uno de los líderes quien prefiere mantener bajo reserva su identidad y quien agrega que a Monseñor Jiménez le hizo falta ser un poco más mesurado y frío en sus declaraciones.

En la mente del cartagenero de a pie aún reposan las imágenes de Monseñor siendo mediador entre el Concejo Distrital y la Administración y así es como se pretende ver al Alto Prelado de la iglesia. Que por sugerencia y consejos del Arzobispo, el mandatario distrital encuentre el camino perdido de la gobernanza y el norte que necesita la ciudad y deje de estar cazando peleas y conflictos y luego buscando el perdón de la iglesia. Porque aquel adagio de que QUIEN REZA Y PECA EMPATA no es cierto y siempre se busca un beneficio personal para librarse de los pecados cometidos.

¿UN SACERDOTE MALANDRIN?

Todo en torno a este caso ahora mismo genera más dudas que certezas y huele muy mal. En este cocinado hasta la iglesia ha intentado meter mano para cambiarle el aroma y darle un ambiente de legalidad pero ha sido imposible. La situación de Cynthia se ha convertido en el tema más delicado de esta administración y a todas luces el que he hecho quedar en ridículo a un alcalde que se precia de ser antimalandrín.

Recordemos que el sacerdote Mercado suministró a la Contraloría una certificación laboral con fechas que no coinciden con el tiempo laborado por Cynthia. Este es menor al que asegura Monseñor en sus declaraciones.

La prueba da constancia de que dicha expedición es del 9 de marzo de 2020 y le suministró una certificación de tres años laborados, en su momento, como secretaria bajo una modalidad de contrato verbal. Existe entonces una grave inconsistencia en el pago de la seguridad social de la Primera Dama porque si le certifican tres años, la Arquidiócesis solo canceló año y medio. Puede darse en este momento una presunta evasión del fisco por parte de la Diócesis.

La investigación no se detiene y en este afán por defender a Cynthia hasta la iglesia Católica ha entrado en un proceso del que no saldrá bien librada pues el problema es que desde un inicio todo comenzó mal y el camino no ha logrado enderezarse en ningún momento.

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