Por Rubén Darío Rodríguez García

Hace cuatro años el nombre más escuchado en el ámbito político de la ciudad era el de Nubia Fontalvo Hernández por todo lo que encerró su irregular elección para la Contraloría Distrital y los famosos concejales que aprendieron a leer libros a la mitad. Se eligió entonces con el respaldo y la ‘buena gestión’ adelantada por el aventajado Jorge Useche, un cabildante elegido por el partido Conservador que hacía su debut en la Corporación y, la Fiscalía a través de interceptaciones de llamadas y demás, evidenció los encuentros que sostuvieron los concejales para cuadrar todo en favor de los intereses de la administración distrital del momento en cabeza de Manuel Vicente de Jesús Duque Vásquez.

Cuatro años después la historia parece repetirse con otros personajes como protagonistas. El nombre que marca una tendencia en el ámbito político hoy es Héctor Consuegra Salinas, contralor electo de manera irregular con la votación de ocho concejales de los que hasta el momento no nos consta si aprendieron a leer o no. Lo que si tenemos claro es que algunos les gusta mucho la lectura. El respaldo a la administración lo brindó el aventajado Javier Julio Bejarano, quien hace su debut por primera vez y es ficha clave en la corporación del alcalde William Dau Chamat.

Dos escenarios distintos pero un hilo conductor que une estas dos historias en las que la corrupción aparece como la antesala a lo que sería el final de cada una de ellas. Y lo peor aún, una voz en la consciencia del mandatario distrital actual, que le dice que no es solo aparentar que no se es corrupto, sino que debo demostrarlo y no dejar evidencia alguna de ello. Sin embargo, todo apunta a que algo se tramó de espalda a los cartageneros quienes están urgidos de escuchar una explicación del alcalde que se ha proclamado hoy como el anticorruptivo.

Y saliendo en defensa del mandatario distrital, creo entenderlo, porque lo que menos se quiere es tener a alguien que le este mortificando la vida. Un control que, como dice él, le da clavo en todo momento y no lo deja ni respirar. Era lógico entonces que se buscara la manera de darle direccionamiento a este ente de control para que sencillmanente fuera de bolsillo. Conclusión: ninguna diferencia entre Manolo y Dau. Ambas administraciones buscaban un fin común y, a la postre, no lo consiguieron, se les frustró el plan.

Nicolás Maquiavelo decía: La Política es el arte de engañar. Y creo que lo que ha pasado aquí es que nos han cambiado de administración pero la situación sigue siendo la misma. Se están planteando incluso algunos hechos de corrupción más claros que en administraciones anteriores. Nos han vendido un discurso de la lucha contra la corrupción y hay quienes encantados lo siguen respaldando esperando que algún día de estos cuatro años se den los tan esperados resultados. Alcalde por el bien de la ciudad, y por su bien, queremos ver resultados.

Finalmente, decir que la salida de Bejarano de llegar al Ministerio Público a poner en conocimiento que fue víctima de un engaño ha sido la impronta de que quiere desmarcarse de la administración distrital y quiere rehacer su camino. Un joven que tuvo la berraquera de enfrentarse y dejar por su parte todo claro a su favor. Y a los demás decirles que el silencio juega en su contra. E incluso para usted señor alcalde.

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