En medio del reconocimiento a las intervenciones viales y sociales que se vienen adelantando en el barrio El Pozón por parte de la administración de Dumek Turbay, el líder comunitario Filadelfo Montero, conocido cariñosamente como “Monterito”, expresó su agradecimiento, pero también su exigencia por el cumplimiento de compromisos aún pendientes.

En entrevista para el noticiero Buenos Días Cartagena, Monterito destacó la transformación de varias vías del barrio, que anteriormente eran auténticos “canales intransitables” y hoy se han convertido en calles útiles que facilitan el tránsito y acortan las distancias para miles de residentes, especialmente estudiantes que antes no podían llegar a sus colegios en temporada de lluvias.

“Esas calles hoy son bastante transitables. Hay que agradecerle al señor alcalde, porque eran calles por las que ni los niños podían caminar cuando llovía. Ahora sí se puede”, indicó Monterito, en referencia a las vías cercanas al colegio La Libertad y la calle Guarapero.

No obstante, el líder fue enfático en señalar que esta atención es un deber de la administración, no un favor. “No diría que somos los pechichones. Lo que pasó es que esta administración al fin nos volvió a mirar. Es su obligación constitucional. Nos están pagando lo que nos deben”, manifestó, recordando que barrios como El Pozón y Olaya Herrera han sido históricamente olvidados por anteriores gobiernos.

Inseguridad y salud de un líder herido

Consultado sobre la situación de orden público, Montero reconoció una leve disminución en hechos delictivos, aunque mostró preocupación por el reciente atentado contra el dirigente Antonio Vellido, quien fue baleado en las afueras de una discoteca. “Lo operaron de urgencia, pero aún estamos esperando el parte médico. Está estable, reconoce a las personas, pero la bala tocó una zona delicada”, explicó, desmintiendo rumores infundados sobre el hecho.

Obras pendientes y compromisos sin ejecutar

Monterito recordó que siguen pendientes promesas del alcalde Turbay, como la pavimentación de la calle del colegio La Libertad —una vía de apenas 120 metros—, y la calle principal del sector Primero de Mayo. “Los niños esperan que esa obra se haga, es urgente y fue un compromiso del señor alcalde”, afirmó.

También se refirió al estadio del sector 20 de enero, cuyo proyecto ya tiene planos y maquetas, pero del que aún no se tiene fecha concreta de inicio. “Sabemos que se va a hacer, pero necesitamos que nos digan cuándo arranca”, exigió.

“No nos usen solo para votar”

En tono crítico, Montero aseguró que por años los políticos solo se acordaban de estos sectores “cuando necesitaban votos” y que ahora sienten por fin algo de justicia. “No queremos que nos usen para campañas. Queremos obras, inversión y que nos traten con dignidad”, concluyó.

El Pozón, uno de los barrios más poblados de Cartagena —con más de 100 mil habitantes—, se convierte así en símbolo del reto que representa la equidad territorial en una ciudad históricamente fragmentada. La voz de Monterito refleja tanto el alivio de ser atendidos como la vigilancia activa de una comunidad que, con memoria y organización, no está dispuesta a volver al olvido.

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