Por Luis Adolfo Payares

En los años 80 la fiebre del béisbol estaba a más de 40 grados en Cartagena. El estadio 11 de Noviembre ardía de emociones por la pelota caliente y mi padre tenía como su segundo hogar el vetusto estadio ubicado en el sector de Escallón Villa.

En uno de esos años cuando apenas era un adolescente, conocí a Tufik, recuerdo que llegaba con su tío, otro amante del béisbol, Teófilo Yidios; ambos siempre trataban de ubicarse cerca a la cabina de mi querido padre. Un día de esos llegó con el sr Teófilo Yidios Tari quien en aquel entonces era socio del equipo de la ciudad de Cartagena, Indios de Café Don Chicho, cuyo dueño era el sr Miguel Vecchio.

Tufik era un amante del deporte. Estuvo también al frente del Real Cartagena, de la Liga de Futbol de Bolívar, como representante con su tío de varios equipos de béisbol y, por supuesto, un cartagenero defensor de su ciudad y de su departamento.

Durante un tiempo esporádicamente no supe nada de él. Solo que se había radicado en los Estados Unidos, creando una empresa de comunicaciones y haciendo el manejo de la publicidad de los negocios de su familia materna.

Hace unos 5 años mas o menos creó la Agencia de Publicidad y Comunicaciones PGL, la cual tenía el manejo de varias cuentas importantes de la ciudad de Cartagena, y de alguna manera pude conocer su trabajo ejecutivo, con mucha pasión por lo que hacía y demostrando profesionalismo en el tema de las comunicaciones.

Su trato cordial y de mucha creatividad, me impulsó a decirle la idea de escribir un libro sobre la vida de mi padre. Él, sin dudarlo, me dijo que lo hiciera que él lo apoyaba, y en varias ocasiones me preguntó: “Luchito cómo va el libro, ve que estamos pendientes de eso, eso es una gran idea..” me manifestaba en varias ocasiones.

La última ocasión que pude hablar con él, me dijo que viajaría a Estados Unidos y que iba a ser intervenido por unos cálculos en la vesícula. Después de esa vez no tuve más noticias de su vida. Hace una semana me enteré que estaba hospitalizado en la Clínica Estrios en la ciudad de Cartagena.

Ayer al llamarme una de sus asistentes para pedirme una cotización, para una pauta, me dijo que se encontraba mejorando. Hoy recibo con asombro su deceso. Se nos fue una gran persona, de esos que les daban importancia a tus ideas y que de alguna manera se ganaban tu aprecio. Ahora no sé cómo decirle a mi padre que murió uno de sus admiradores, de esos que iban al estadio, se ponían cerca de la cabina y se dedicaban a oír sus narraciones, sin prestarle atención al juego. PAZ EN SU TUMBA.

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