Por Rubén Rodríguez

Emocionado y casi extasiado, el alcalde mayor de Cartagena, William Dau Chamat, pretendió a través de la exposición de las entregas de su Libro Blanco, dar a conocer el listado de todos los malandrines y malandrinas que se encargaron, según él, de socavar los intereses del Distrito. Fueron entregas desgastantes de más de tres horas donde intentaba demostrar con evidencias sus señalamientos. Continuaba entonces el mandatario distrital dando lecciones de veedor, y demostrando que siendo alcalde, intentaba ser mejor veedor.

Toda la documentación ha pasado entonces a manos de los entes de control y de los organismo de investigación, a la espera de que se conozcan los resultados. Y cuando aún no se conocen los pronunciamientos por parte de estos organismos, ya la Procuraduría General de la Nación, lo puso en sobre aviso con relación a la omisión y la negligencia que ha tenido con dos temas que han movido a la ciudad en los últimos cinco años, como son las construcciones ilegales y el caso del edificio Aquarela.

‘El Cazador fue cazado’. Nos recuerda entonces el jefe del Ministerio Público, dr Fernando Carrillo, que es la omisión un grave delito. Y en el caso del alcalde, desde que asumió el poder, ha intentado pasar de agache con las más de 220 familias que fueron afectadas con la compra de un apartamento en una de las 16 edificaciones que fueron construidas por el denominado Clan de los Quiroz. El olvido ha sido total con estas personas y no se ha hecho nada para resarcir la situación. En lo que va del año, ni un solo mes de subsidio de arriendo han recibido y, a estas alturas, nadie se acuerda que hay un fallo de una Juez de Control de Garantías que no se ha cumplido a cabalidad-

La investigación disciplinaria permitirá determinar si la administración Dau ha adelantado alguna acción en Aquarela o con las víctimas de las construcciones ilegales. Ni lo uno, ni lo otro. El mandatario distrital se ha enfrascado en discusiones y peleas con las que no reconoce que debe actuar y tomar decisiones frente a estos graves problemas sino que trata de ocultar sus debilidades, haciendo señalamientos y exigiendo que otros respondan por lo que él debe hacer.

Por el bien de la ciudad, alcalde, dedíquese a gobernar y disponga entonces como una de las grandes prioridades el tener que responder y atender el tema de las construcciones ilegales y demás; así como, prestar la debida atención a los entes de control que, muy a pesar de fallos que pretenden dejarlos sin dientes, son su autoridad inmediata y han comenzado a respirarle en la nuca para que se cumpla debidamente con los requerimientos. Usted no se manda solo y ese comité de aplausos con el que cuenta en las redes sociales tendrá que comprender, tarde que temprano, que usted ha equivocado el camino.

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