Diana Martínez, quien se venía desempeñando como Secretaria General de la Alcaldía, presentó renuncia a su cargo. La principal razón que manifiesta en su escrito es no seguir haciéndole daño a la ciudad con una interinidad en la Secretaría General, dada, además, la intención ya demostrada de la Contraloría Distrital, de dilatar la decisión de su reintegro pese a que fueron cancelados, hace más de tres semanas, los dineros del supuesto detrimento patrimonial que dio lugar a su suspensión.
Ante el anuncio de que Diana Martínez seguirá en la administración como asesora del despacho se abrió el debate en la ciudad. Grupos de veedores y líderes en la ciudad no ocultaron su malestar y coincidieron en señalar que se mantendrán expectantes toda vez que la exfuncionaria fue suspendida y hasta el momento no se ha superado este inconveniente. “Debe esperar a superar la suspensión y ver qué va a pasar con ella. Porque el proceso sigue su curso disciplinario y fiscal”, expresaron.
Está claro, dicen, que al devolver los recursos como parte de resarcimiento, se generó un ‘mea culpa’ con relación a la responsabilidad fiscal; es decir en la administración aplicaron sencillamente el adagio popular de que quien peca y reza empata. Lo mismo ocurrió en la Contraloría General de la República donde, cabe recordar, hubo un resarcimiento del dinero tras las compras de gel antibacterial y con ello se reconoció la misma falta por parte de la administración.
La situación no es fácil para Diana Martínez quien se rehúsa a abandonar la administración y pretende convertirse en el estandarte de una administración que dice llevar las banderas de la lucha contra la corrupción.