Por: Danilo Contreras
Mucha inquietud ha causado entre la comunidad del barrio Lo Amador, la inminente instalación de una clínica que según información publicada en el periódico El Universal de fecha 26 de junio albergará pacientes que padecen el virus Covid 19. En la nota se lee que “de parte del Departamento Administrativo Distrital de Salud (Dadis) se conoció que dentro de poco, en conjunto con las EPS anteriormente mencionadas, se abrirá un nuevo centro de aislamiento en la ciudad, con capacidad para 170 personas, será una extensión del Hospital de s (sic) y estará en Pie de La Popa”.
La alarma tiene que ver con las adecuaciones bastante avanzadas que se realizan a un inmueble ubicado en la Avenida Pedro de Heredia, sobre la margen del barrio Lo Amador y que sirvió durante mucho tiempo como un local comercial en el que funcionó un concesionario de automóviles de una marca reconocida. Nadie habría pensado que en ese sitio podría improvisarse un hospital por razón de la pandemia.
La voz de alerta surgió en un chat comunitario a principios del mes de marzo, cuando uno de los participantes expresó su inquietud por la colindancia de esas instalaciones hospitalarias con el patio de la residencia de su señora madre, de la cual dijo, se encontraba en estado de nerviosismo por la escasa información que había al respecto. Recuerdo que yo mismo llame la atención a ese vecino para que se abstuviera de difundir posibles noticias que causarán desinformación, y lo hice porque por esos días el Dadis publicó en el mismo periódico El Universal el plan de salud y de expansión de la red hospitalaria en la que NO se mencionaba la instalación de una clínica para pacientes Covid en un sitio tan inapropiado como el referido. El equivocado era yo y mi vecino tenia la razón. La clínica va.
A muchos habitantes de Lo Amador se les hace imposible creer que en ese sitio pueda instalarse una clínica considerando las condiciones de infraestructura física y de bioseguridad de la misma. En efecto, se trata de un inmueble localizado justo al lado de una canal de aguas residuales que es fuente de vectores y depósito inadecuado de basuras; no se observa un espacio que permita el estacionamiento de ambulancias o vehículos adecuado para un establecimiento que albergará 170 pacientes; no se vislumbra la existencia en el lugar para instalaciones adecuadas para el manejo de residuos hospitalarios, ni una ruta sanitaria en el local para recolección, almacenamiento y disposición final de residuos en una zona en la que abundan ciudadanos en condición de calle dedicados al reciclaje. Es más, el caño adyacente al local sirve de refugio a esta población desvalida.
No se observa en el lugar, conforme lo exigen las resoluciones sanitarias, instalaciones de almacenamiento de agua que garanticen el servicio por 24 horas en una clínica destinada a 170 pacientes, ni instalaciones para lavandería y alimentación de los albergados, por lo cual presumimos que estos servicios se tercerizarán y en consecuencia aumentará el tráfico de personas en un lugar que atenderá personas contagiadas por Covid 19. Así mismo no se observa la instalación de ascensores o rampas o elevadores que permitan el flujo de personal e instrumentos en los 3 niveles que tiene la edificación, conforme lo exigen las normas pertinentes.
La mercantilización de la salud es una circunstancia que se patentiza aún más en tiempos de crisis en donde los operadores privados privilegian su enriquecimiento frente a la garantía del goce pleno del derecho a la salud de las personas y las comunidades consagrada en la Constitución Política. Justo en estos días varios senadores y el observatorio fiscal de la Universidad Javeriana, han denunciado la manera como los recursos destinados por el gobierno nacional a la atención de la pandemia han ido a parar a los bolsillos de los empresarios de la salud para pagar, inclusive, deudas viejas que nada tienen que ver con la crisis, mientras que no han llegado a la red pública ni al personal médico los recursos que permitan dignificar su condición y calidad. Los médicos denuncian que sus ingresos han sido disminuidos mientras se arman negocios en sitios improvisados como el que es materia de denuncias, instalado a las volandas en sitios inadecuados que podrían generar inconvenientes sanitarios en las comunidades vecinas. Por eso le trasladamos la pregunta a las autoridades: ¿Será este el caso de una clínica de garaje?. Los cartageneros merecen más que eso.