Dos pandemias han tenido que afrontar los cerca de 20 mil habitantes del barrio Manga durante la administración de William Dau.
La primera de ellas, en solo año y medio, tiene que ver con el Covid19 y el mal manejo que, junto con las malas decisiones por parte de la autoridad de la salud en el Distrito, los llevaron a estar permanentemente en los primeros lugares de los sectores más golpeados por este virus que no da tregua y que, en este tercer pico, se ha expandido sin que se conozca por parte de la administración un plan de acción para enfrentarlo.
Una segunda pandemia, según Julio Romero, presidente de la Junta de Acción del barrio Manga, tiene relación con la falta de gestión por parte de las autoridades distritales con todos y cada uno de los temas de ciudad que los vienen afectando.
El que ayer era un verdadero orgullo y lugar de distinción vivir en Manga, hoy contrasta con la desolación y la tristeza de ver que este sector se derrumba a pedazos ante una administración que pasará a la historia porque literalmente los arrinconó y los ha ido acabando con una clara falta de planificación que origina atropellos contra la comunidad y una ciudadanía que reclama cuanto antes respuestas a los múltiples problemas que hoy los vienen agobiando.
Para Romero está claro que lo que ha venido sucediendo en Manga son problemas sin respuestas que se han acrecentando sin control alguno. «Y en esto es importante recalcar que no hay una voluntad política de la autoridad distrital por prestar atención a las justas y reales reclamaciones que se hacen», precisa.
Y es que, según el representante de la comunidad de Manga, todo parece haberse conjugado en estos días en contra del barrio. Lo primero, asegura Romero, tiene que ver con la inconsulta decisión del cierre del puente Las Palmas sin contar debidamente por parte de la alcaldía con un plan B o un cronograma de trabajo claro con el que se pueda hacer frente a esta situación tan compleja que hoy tiene al barrio en un verdadero embotellamiento.
Romero es enfático en señalar que la falta de autoridad han dado al traste con la movilización del barrio. A lo anterior se le suma la decisión por parte del alcalde Dau para que las motocicletas transitaran por el barrio con parrillero sin ningún control. Y como los eslabones de una cadena la decisión del tráfico de las motos dio origen entonces entonces a los problemas de inseguridad.
De nada sirvieron aquellas jornadas de protestas y de rechazo de una comunidad que quería hacerle ver al alcalde Dau que estaba errado en sus decisiones y que hacía falta escuchar al pueblo. «Esto que pasa con Dau preocupa porque para él nadie tiene razón. Cuando las decisiones se toman, se hacen de manera inconsulta y por lo menos el barrio se vio afectado por todas las decisiones que fue tomando el alcalde y que no fueron consultadas con la comunidad. Hoy el barrio se no está derrumbando a pedazos», comenta José Hilario Gómez, habitante del sector.
Para Romero, los problemas del barrio crecen y se requiere que la administración vuelque sus ojos a esta comunidad y que no se hagan los de la vista gorda. En año y medio, los habitantes de Manga, coinciden en señalar que ni una sola decisión de la administración los ha beneficiado. Los problemas de inseguridad les han tenido que buscar respuesta en reuniones que se han sostenido permanentemente con la Mecar.
«Nos prometieron que este año la alcaldía comenzaría a dar solución a los problemas de la malla vial y no creo que se vaya a ser algo. Adicionalmente tenemos los problemas de las fuertes lluvias que han caído y las calles que están completamente inundadas. Y no solamente en Manga sino que en los barrios aledaños pasa lo mismo. En el l Pie de La Popa se arma una verdadera laguna intransitable. La Cuarta Avenida de Manga se vuelve intransitable; la Miramar cuando colinda con la Sociedad Portuaria», señala el presidente de la Junta de Acción Comunal.
Romero resume todo lo que está pasando como una locura. Una verdadera pesadilla de la que desean despertar y que se acabe cuanto antes. «La comunidad está hastiada de no tener acceso a respuestas o soluciones que son posibles porque por más voluntad que le pongamos los líderes del barrio o del sector se requiere de la voluntad de la administración distrital y si esta última no está, es muy difícil hacerlo», sostuvo Romero.
EL COLETAZO DE ELSA
Para el economista Javier Bustillo, residente del barrio Manga, está claro que el último de los golpes que han tenido que afrontar, está relacionado con el hecho de que el sector colapsó ante las intensas lluvias por el coletazo del huracán Elsa. Asegura que todo esto obedece a que los vehículos que transitan por la ciudad toman el barrio Manga como un nexo o elemento de transición entre los diferentes sectores de la ciudad.
Lo que se aprecia por estos días en el barrio Manga es bastante complejo. Y es que, según Bustillo, las recientes declaraciones de Luis Villadiego, secretario de Infraestructura, cuando dijo que se construiría un puente transitorio, se debe tomar a beneficio de inventario. «Cómo se puede pensar en cerrar una ciudad sin que se hubiera tomado las medidas pertinentes por parte de la Secretaría de Planeación. El flujo de vehículos que circulan por allí, en fin, no se trabaja entonces para evitar el colapso y el perjuicio para una comunidad sino todo lo contrario», precisa Bustillo.
Finalmente, los habitantes de Manga están preocupados porque ante esta situación que están viviendo no hay nada planeado ni un cronograma para hacerle frente a los problemas que los están agobiando en este momento. «No hay nada establecido entre lo que se prevé pueda ser el proyecto de la Quinta Avenida y lo que se está haciendo ahora mismo por parte de la administración. Son una serie de situaciones y de cosas que originan unos vacíos y una desinformación que da origen a estos cientos de problemas», concluyó.


